Existen muchas formas de celos: celos de verano, celos infundados o patológicos, celos fundados, celos naturales, e incluso la curiosa «falta de celos». Como suelen confundirse o mezclarse entre sí, es interesante explorar algunas de estas categorías.

1. **Celos de verano**
En los meses de calor, los cuerpos desvestidos y seductores llenan calles, playas, piscinas y discotecas. La moda de lucir y provocar puede generar celos en muchas personas cuando sus parejas «miran» o se «dejan mirar». Estos celos despiertan lo más inseguro y neurótico de cada uno, alimentando miedos, ansiedades y afanes de control. También cuestionan nuestra autoestima, confianza en la pareja y la solidez del vínculo. Sin embargo, son celos triviales; si una relación no puede sobrevivir a estos estímulos, es probable que sea débil. La solución está en madurar emocionalmente y fortalecer la amistad, confianza y cariño con la pareja.

2. **Celos patológicos**
Estos son celos sin causa real, nacidos del narcisismo, la necesidad de control o ideas paranoides. Suelen estar asociados a problemas graves como adicciones o violencia, y reflejan fijaciones infantiles. También pueden surgir de inseguridades, baja autoestima, una relación insatisfactoria o incluso deseos reprimidos de infidelidad. Los celos patológicos requieren largas terapias para abordar las raíces emocionales del problema.

3. **Celos fundados**
Surgen cuando hay comportamientos en la pareja que realmente justifican la desconfianza: coqueteos frecuentes, relaciones ambiguas con otras personas, adicción a la pornografía o falta evidente de cariño y compromiso. Estos celos reflejan una relación de baja calidad. La única solución es analizar las causas de estas actitudes y decidir si pueden resolverse o si es mejor optar por la separación.

4. **Celos naturales**
Los celos leves son normales y saludables dentro de una relación amorosa. Como el amor es por naturaleza un vínculo exclusivo, estos celos son una señal de que el vínculo importa y que el sujeto está dispuesto a protegerlo. Por el contrario, la ausencia total de celos podría indicar desinterés o un vínculo emocionalmente muerto.

5. **La «falta» de celos**
Aunque algunas relaciones sin celos aparentan ser maduras y libres, muchas esconden problemas emocionales subyacentes. Algunas personas reprimen sus celos, mientras que otras los compensan con conductas vengativas, como la promiscuidad en «parejas abiertas». En otros casos, la ausencia de celos puede reflejar relaciones vacías, narcisistas o psicopáticas, donde no hay amor real.

En general, la tendencia a los celos está profundamente ligada al desamor sufrido en la infancia. Nuestra capacidad para vincularnos, confiar y amar se forma en los primeros años de vida. Cuanto menos amor hemos recibido, más propensos somos a sentirnos inseguros, desconfiados y temerosos de ser abandonados. En otras palabras, más celosos.

La psicoterapia de los celos debe centrarse en la maduración emocional. Esto incluye ayudar a la persona a desarrollar su autoestima, expresar sus sentimientos, volverse más receptiva a los afectos de los demás y mejorar sus relaciones. Los celos no se superan intentando cambiar al otro, sino creciendo interiorme

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